Hace tiempo que se dice que la sexualidad ha dejado de ser
un tema de conversación restringido, en cierta parte, en comparación de hace
siglos, es cierto, pero ¿La actual educación sexual en Chile está al nivel de
la real necesidad?
Si bien se dice que la sexualidad es materia dentro de los
colegios, es exclusivamente vista de manera biológica y se le incluye casi por
obligación la enseñanza de los métodos anticonceptivos y no por un ámbito
emocional o psicológico. También esta sexualidad es meramente heteronormativa,
dejando a un lado las minorías sexuales.
Pero esta educación no solo le corresponde a las
instituciones educativas, sino, a la educación en casa, donde las diferencias
son notorias dependiendo de la clase socioeconómica, donde en muchos casos en las
clases más populares se da como un tema tabú o más restringido.
De esta manera se puede establecer una relación inversamente
proporcional entre la educación sexual y las problemáticas como los embarazos
no deseados, las ETS o el desconocimiento de la identidad u orientación sexual.
La religión cumple un rol importante en la concepción de la
sexualidad. El cristianismo, la religión más practicada en Chile plantea que el
acto sexual está ligado con el proceso reproductivo y de esta manera se puede
llegar a concebir que otras intenciones relacionadas al coito son pecado, por
lo que un conocimiento más amplio es más difícil de lograr bajo las condiciones
impuestas por dichas prácticas. De misma forma se idealiza el concepto de
virginidad, limitando así el conocimiento del cuerpo femenino bajo un estado de
pureza y dando el concepto del bien y del mal en el accionar. Es
de esa forma
como tenemos todavía a mujeres que piensan que orinan por la vagina.
Es de esta manera que la educación sexual en Chile es
deficiente, de modo que se ha dado a conocer casi por obligación y que está
restringida por normas morales y sociales.
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