Femenino,
es el término que ha sido empleado desde hace siglos para denominar una cierta
conducta o actitud frente a la sociedad sobre lo que se puede o no se puede
hacer, en donde las mujeres son las más perjudicadas, ya que se vive en una
comunidad machista, que establece la superioridad del hombre frente a la mujer.
¿En qué aspectos se pueden observar el poderío del hombre en esta novela?
En
esta obra que relata la historia de Nora, un ama de casa que decora su casa
para esta navidad, junto a su esposo Helmer y sus hijos. Esta familia ha
superado una situación económica que era inestable y dificultosa gracias al
ascenso laboral que Helmer tuvo en el banco, este cambio de cargo ocurre
después de que él se haya mejorado de una condición que afectaba a su salud. El
conflicto ocurre cuando el señor Krogstad extorsiona a Nora con el hecho de
pedir dinero prestado sin la autorización de su marido y por haber falsificado
la firma de su padre (con el fin de salvar el bienestar de la salud de su
esposo). Lo que el señor Krogstad pide a cambio es que ella convenza a Helmer
para que mejore su puesto de trabajo, si Nora no consigue que esto pase, él
hará público dicha situación. Nora deja que las cosas ocurran y espera que su
esposo comprenda su posición, ya que al fin y al cabo ella lo hizo para salvar
su vida, pero al momento que Helmer descubre lo que sucede le impone un
castigo: que es el no poder educar a sus hijos. Este es el momento en que Nora
reacciona y se da cuenta que es manipulada por su marido y que también lo fue
por su padre, por lo que decide parar con esto y rehacer su vida, yéndose de la
casa en la que estuvo siendo una “muñeca”; se muestra claramente el dominio del
hombre frente a la mujer. ¿Qué factores habrán hecho reaccionar a Nora y a
influenciarla para que dejase la casa? ¿Habrá sido un detonante la imposición
de un castigo por parte de Helmer hacia Nora?
Casa
de muñecas tiene momentos explícitos en donde la mujer es un simple adorno que
tiene el marido, como por ejemplo: “Vamos,
vamos, mi alondra no puede estar de alas caídas. ¿Cómo? ¿Acaso la ardillita se
ha malhurado? (Abre la billetera con dinero dentro de ella) Nora, ¿qué es lo
que hay aquí?” –Helmer. Aquí se puede ver que Helmer trata de apaciguar a
su esposa con dinero, para que ella no lo moleste con sus rabietas, además que
muestra a una mujer superficial y codiciosa, que puede ser controlada por él. Otro hecho es que: Nora no trabaja y se dedica
a complacer y a cuidar de su esposo, ya que sus hijos son cuidados por una
empleada, esto demuestra un claro mantenimiento del hombre, y que es el eje o
pilar fundamental para la familia, mientras que Nora es solo la derrochadora de
las ganancias de su esposo.
En
esta obra Helmer trata a su esposa como si fuese una niña, dándole apodos como
“ardillita” o “alondra”, controlando sus gastos, restringiéndole que coma
almendras o confites, con esto se puede inferir que en la relación no hay
equidad, ya que se mantiene una jerarquía, donde el esposo es que quien
controla y la esposa es la controlada que no tiene libertad, a menos que lo
haga de forma secreta.
A
pesar de que en un principio se nota que Nora es una mujer que se apega a las
normas que están presentes en la sociedad y que es carente de su propia
independencia, se puede observar por el transcurso de la obra, que ella se preocupa de hacer actos,
que muestran un cierto desapego hacia dicha dependencia, como en el caso de
pedir el préstamo, Helmer se opone rotundamente a estar endeudado y de pedir
prestado a alguien más, pero Nora a pesar de la negación de su esposo y de las
consecuencias que pudiesen tener estos, se arriesgó a pedirle el préstamo a
Krogstad y a falsificar la firma de su padre, ya que sabía que estos hombres se
opondrían a su decisión, ella tomó esta determinación por el bien de su familia
y sobre todo el de su esposo, este hecho demuestra que ella a pesar de
adversidad de la situación y de tener una negativa de los hombres, pudo seguir
adelante y con ella su familia.
En
el momento en que se descubre la mentira, Helmer llama a Nora a su despacho (el
que podríamos decir que es el lugar en donde se destaca su poder, ya sea en su
vida laboral o en su vida privada); aquí Helmer le grita y la menosprecia,
diciendo que por ella su imagen disminuirá y que no tiene derecho a criar a sus
hijos, ya que no es digna de confianza. En esta escena se logra ver que Helmer
arremetió contra su esposa sin darle una posibilidad de defenderse o de
explicarse, por consecuente Nora se limitaba a afirmar todas las acusaciones.
Todos
estos factores: el poder económico, el estatus social, el hecho de ser tratada
como una niña, ya sea por los sobrenombres o por el castigo; el control, etc.,
hacen que Nora se empiece a percatar de que hay un error en la relación
matrimonial que lleva con Helmer.
A
través de todos estos argumentos basados en el libro se puede llegar a la
conclusión que en esta obra está muy presente la relación de poder que tiene el
hombre en esta época, donde la mujer es dependiente del hombre y es controlada
por él. En el caso de Nora y de Helmer, se puede notar esta instancia en: el
caso anteriormente dicho (el descubrimiento de la mentira de Nora), en donde él
se enoja con ella, la desmerece y la hace sentir inferior, cuando Helmer hace
callar a Nora, en el momento en que ella esconde la verdad sobre el préstamo y
el pagaré, también cuando Helmer le impone el castigo de no poder criar a sus
hijos. Todos estos factores ayudan a Nora a entender que ha sido tratada como
una niña y como una muñeca, ya que ella desde pequeña (en casa de su padre)
hasta su vida adulta (viviendo con Helmer y con sus hijos) se ha tenido que
comportar tratando de complacer al hombre que “dirige” su vida.
Infiriendo lo anteriormente dicho, se puede
decir que esta obra demuestra una crítica sobre el término de lo femenino, ya
que a pesar de una serie de acontecimientos en donde la mujer es desmerecida y
soporta este trato, ella se da el valor suficiente para romper con este
esquema, escapar y tener una vida que será esforzada y difícil, pero con la
libertad que tanto ansiaba y sin ser tratada solo como un objeto o una muñeca
manipulable.
Hendrik
Ibsen dijo que “Nuestra sociedad es masculina, y hasta que no entre en ella la mujer
no será humana”, así reforzando la integración y el empoderamiento de
la mujer en la literatura y en la vida cotidiana.
Lydia Yagüe
Lydia Yagüe
No hay comentarios:
Publicar un comentario